Desde el despacho http://www.navascusi.com/ nos comentan que la principal labor del abogado se orienta hacia la defensa del cliente en los Juzgados y Tribunales, aunque lo cierto es que no todos los miembros de los despachos intervienen en las salas de los tribunales. Por distintas razones como la especialidad del abogado, la organización del despacho o incluso la falta de habilidades. De hecho, una gran parte de los colegiados tiende a evadir dicha intervención.
Un buen abogado debe de ser, sobre todo, estudioso. La defensa de los que les atañen, requieren siempre el conocimiento de todas las normas, doctrinas y jurisprudencias aplicables al caso, en la fase de informe o conclusiones deberá razonar su petición. Si ha llevado el asunto desde el principio, es obvio que su estudio previo al juicio estará mejor realizado y requerirá menor esfuerzo; pero si los informes proceden de otro compañero, deberá realizar, antes del juicio, un estudio profundo de la materia.
Ser organizado es una habilidad esencial. Saber con antelación la fecha de nuestra intervención, organizarse cuidadosamente para preparar las dos partes fundamentales del juicio: práctica de la prueba y conclusiones. Saber manejar los criterios de organización y gestión del tiempo establecido para la preparación del caso. No hay nada peor para un abogado que prepararse un juicio el día antes de la vista.
La constancia y disciplina. La constancia es la virtud que nos lleva a la determinación o decisión concreta, para alcanzar las metas aunque surjan dificultades externas o internas o disminuya la motivación personal, gracias a este esfuerzo continuo. Sin disciplina es difícil la preparación de un juicio, es imprescindible un estudio y la buena preparación del caso.
El abogado litigante nunca debe dejar nada al azar. Todo juicio requiere la determinación clara de la estrategia, la preparación de los interrogatorios, tanto de nuestros testigos como los de la parte contraria y la preparación del informe.